La llamada by Chris Carter

autor:Chris Carter [Carter, Chris]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2017-02-23T00:00:00+00:00

Cuarenta y tres

En la entrada de la casa de los Jenkinson ya habían instalado una carpa azul y blanca de la policía científica, que cubría por completo el porche del frente. Un agente de criminalística estaba atareado revisando el hormigón de la entrada para coches, en busca de cualquier huella de neumático distinta de la del Cadillac SRX plateado que estaba aparcado allí. Otros dos agentes de criminalística estaban atareados inspeccionando el jardín del frente, los macizos de flores y la ventana que estaba a la derecha del porche.

—Si realmente estamos hablando acerca del mismo perpetrador —dijo Garcia, mientras él y Hunter dejaban atrás al sargento Reed y comenzaban a dirigirse hacia la casa—, esto no tiene mucho sentido, ¿no es así?

Garcia había notado el aspecto evidentemente preocupado de Hunter cuando le vio acercándose por la calle. Supuso que era por las mismas razones que él prácticamente no lo había podido creer cuando había recibido la llamada hacía menos de una hora: ¿El acosador de Karen Ward ha asesinado de nuevo?

—No, no tiene mucho sentido. —Hunter negó con la cabeza—. ¿Qué sabemos de esta víctima?

—Muy poco por el momento. Solo lo básico, en realidad. —Garcia cogió la libreta de su bolsillo—. Cassandra Jenkinson, cuarenta y dos años de edad, nacida en Santa Ana, condado de Orange. Trabajaba como organizadora de eventos para un club social no lejos de aquí en Porter Ranch. —Pensativamente, señaló hacia el oeste—. Aparentemente también hacía trabajo voluntario una vez a la semana para ayudar a una alianza de mujeres con enfermedades coronarias, que se llama «WomenHeart».

Hunter alzó las cejas. Había comprado cosas en una de sus tiendas de caridad, estaba seguro.

—Estaba casada con John Jenkinson —continuó Garcia—. Cuarenta y ocho años de edad, de Los Ángeles. Dirige su propia consultora de negocios en el centro de la ciudad. Como nos ha dicho el sargento Reed, a él es a quien telefoneó por videollamada el asesino. John y Cassandra Jenkinson tienen un solo hijo, varón, Patrick, de veinte años de edad, que va a la universidad en Boston, Massachusetts. La señora Jenkinson no tienen ningún tipo de antecedente. Ningún problema con Hacienda. Ninguna deuda muy importante. Ni siquiera ninguna multa por estar mal aparcada. Por sus registros, era una ciudadana ejemplar. —Garcia pasó una página de su libreta—. Y hasta ahora eso es todo lo que tenemos.

Hunter asintió mientras su mirada pasaba de agente de criminalística a agente de criminalística.

—Básicamente acaban de comenzar con sus tareas —aclaró Garcia—. Justo estaban montando todos sus equipos cuando llegué hace cinco minutos. —Devolvió su libreta al bolsillo.

—¿Sabes quién es el agente a cargo?

—El mismo que la última vez —respondió Garcia—. La doctora Susan Slater. —Le sonrió a Hunter con una sonrisa cómplice.

—¿Qué fue eso? —preguntó Hunter.

—¿Qué fue qué?

—Esa sonrisa de «me comí la última dona». ¿A qué se debió?

—Vamos.

Hunter hizo una pausa y miró a su compañero, entrecerrando los ojos.

Garcia hizo una mueca:

—Vamos, Robert, está buena y tú lo sabes.

—¿Quién, la doctora Slater?

—No, mi abuela en bikini brasileña, bailando samba en Copacabana.

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